miércoles, 25 de junio de 2008

Vieja mesa tapiada de amor

La salsa sonaba alegre en nuestra casa y resonaba en la piscina, en los jardines, en la terraza mientras partías un coco para el aperitivo.

Tu vieja mesa, canción que tanto te gustaba suena hoy y siempre por tí, y vuelvo pronto, papi, al lugar donde descubrimos esa música, la que bailabas con mamá.

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"... Vieja mesa tapiada de amor
sienta mis recuerdos
vieja mesa
voz de mi acordión
llévame a tu puerto
vieja mesa tabla de ilusión
madera que suena...

Borra de mi corazón
el dolor
que me mata de tristeza..."

Y en otro lugar del mundo fuiste tú quien convirtió una vieja puerta de corral en una nueva mesa de bodega. Allí se sientan nuestros recuerdos, es la tabla de ilusión donde estarás siempre con nosotros:Es esta en realidad, papi, la vieja mesa que está tapiada con tu amor.

miércoles, 18 de junio de 2008

En el sol, en la luna y en las estrellas

Un sábado por la tarde a la hora de la siesta en nuestra casita de Guaynabo, tumbados en el sofá viviendo el tiempo simplemente, era fácil que sonara esta canción:

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"Et erunt signa in sole, et luna et stellis
Et presura gentium prae confusione sonitus maris."
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas;
y en la tierra, angustia de la gente,
transtornada por el estruendo del mar.

"El mundo se creó al principio...
Y todo lo que necesitábamos era por él,
Y sin él no era nada.

La gloria, nirvana,
Eterno nirvana.
La gloria, nirvana,
Eterno, nirvana."

Y sí, algunos años más tarde... hubo señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Señales de que llegabas tú. Y en la tierra hubo angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar al ver que te ibas.

Pero al comprender que lo que nos enseñaste quedaba en nuestras cabezas y lo que nos quisiste en nuestros corazones, volvió a sonar esta canción. Y nos hizo sonreir por tí.

domingo, 8 de junio de 2008

Sigue la carrera

Todo empezó cuando Alberto y yo llegamos una mañana a la guardería Piccolo. Allí jugábamos y estábamos en la gloria porque estudiábamos juntos los sabores de las ceras de colores, y con la "seño" cantábamos que llueva que llueva la Virgen de la cueva si llovía. Luego nos obligaban a echar la siesta, pero nunca fuimos muy siesteros así que fingíamos en las colchonetas, desafiando la ley de la guardería, como hacíamos en casa cuando el abuelo nos mandaba a dormir.

Ya cuando llevaba el kiki de palmera en la cabeza, mamá me llevó a su cole y me quedé en las clases de los peques mientras ella enseñaba a los grandes. Allí seguí los parvulitos, en el Obispo Moscoso -mocoso-. Y todas la mañanas nos íbamos en el coche con María Antonia camino de Algete, pasando por la noria.

En primaria me volví a reunir con mi primo de zumosol, en el colegio Valdeluz. Él estaba en el curso siguiente y me protegía en las horas intempestivas del comedor, cuando los profesores nos hacían tragar esos potingues que llamaban sopas y lo verde que llamaban comida sana.

Un día cambiamos de aires; Papá, ¡tú fuiste el culpable, y mamá y yo tus cómplices!

Llegamos a Puerto Rico, y yo entré en el colegio diciendo Hello, my name is y I like my dog, pero enseguida mamá se puso manos a la obra y aprendimos inglés juntas, mientras te esperábamos a que llegaras de trabajar.

Me fui de allí bilingüe y en Brasil nos hicimos tri. Primero aprendimos a decir todas las tonterías en portugués, Fique tranqüilo, bunda y frango paisarinho... luego ya aprendimos a comunicarnos.

Más tarde rumbo a Perú; también hubo nuevas lecciones que aprender. Tuve mis primeras clases en español después de cinco años. Allí terminé el colegio, lista para emprender viaje en solitario a España. A empezar La Universidad.

En medio de todo hubo viajes, amigos, familia siempre, un año en Nueva York y mucha alegría. Y ahora fiiiiium se acabó. Ya tá.

Me he graduado, papá, pero sigue la carrera. Porque la meta es no acabar. No acabar nunca de aprender y enseñar. Y me he graduado con honores: con la banda que fue tuya.

Aprenderé de lo que venga y de todo lo que me quieran enseñar. Pero sigo corriendo, sigo viviendo. Y todo lo que pueda aprender será porque mamá y tú me enseñasteis cómo vivir.

lunes, 2 de junio de 2008

El relojito cucú

Recién llegados a Puerto Rico descubrimos a Maná con esta canción, El Reloj Cucú.
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Te encantaba, papá, y la escuchábamos en la radio cuando íbamos los tres en la guagua por San Juan.
Mamá te regaló el disco, Cuando los Ángeles Lloran… y ahora te has ido para cuidar del cielo y que no lloren.


“El relojito cucú sonaba, papá besó mi frente…
Oye cucú, papá se fue…
Esta canción de amor va para mi papá, se escapó al viento…
Esta canción de amor va para mi mamá…
Oye cucú…”