jueves, 23 de diciembre de 2010

Balance o desequilibrio de un año

Hace ya casi tres años que no te veo. A mi me parece demasiado tiempo, aunque sé que será el tiempo más corto sin ti a partir de hoy mismo. Tres… como nosotros. Mañana va a ser ya la tercera Nochebuena que no te sientas al lado de Mamá en la mesa, ni al lado mío en misa.

2010. Éste año habrías disfrutado tanto el momento de juntarnos los tres por la noche para comentar las jugadas del día: las ‘tintorerías’, las tapaeras de Mamá, tus ‘en tu culo un baile-máscaras’, mis ochos, y nuestros repasos en general… Picando alguna cosica, con una cervecita que te abriese el apetito o una copa de tinto para cenar.

Este año hemos sido compañeros blue. ¿Qué hay más azul que el cielo? Si, nah, bueno, vale, de acuerdo. Ocho. Pues anda que tú.

“Para que veas las vueltas que da la vida”, antes hablaba de cajas y pensaba en mudanzas; Ahora oigo hablar de cajas y pienso en reestructuración del sistema bancario.

Seguimos fuertes, tanto como te echamos de menos. Naturales, como tú, y parece fácil lo más difícil. Ese es tu mérito.

Y el de Mamá.

Estas Navidades quiero regalarle toda mi alegría (de la contagiosa he encargado). Y a los Reyes les pido perdón por los pocos, pero algunos, días que no estoy del todo radiante.

Papi, Feliz Navidad.