martes, 6 de agosto de 2013

Blanca, Jorge, Celia, y todos nosotros


Hola Papi,

Quiero contar tanto y escribir todo a la vez y, verás, que al final no explico mucho. Como tú decías, quien tiene mucho que contar corre el riesgo de omitir algo, pero como añadirías también, es un riesgo que hay que asumir.

No voy a relatar la historia de lo que pasó porque no queremos recordarlo, sino la historia de lo que vivimos porque no debemos olvidarlo.

Una nueva vida con la alegría y el amor inmediato que nace con ella, abruptamente interrumpidos por un susto, incertidumbre y un revuelo de todos y tantos los que os queremos tanto.

Cada uno en su sitio, como dijo el abuelo Ots, fuimos haciendo lo que pudimos: Unos movilizarse; los que lo fueron sabiendo interesarse; unos pocos rezar, algunos de ellos con fe y otros por costumbre, pero todo cuenta; otros disimular, otros ponerse muy nerviosos y otros tranquilizar a los demás, algunos simplemente estar, que no es poco; y todos... querernos.

Desde el primer momento se fue creando un tejido salvavidas de llamadas de preocupación esperanzada, mensajes de ánimos sinceros y, para introducir el contexto actual, emoticonos sólo de corazoncitos y besitos, de pensamientos positivos y seguros, de recuerdos que evocaban fortaleza serrana, voces fuertes o silenciosas, al oído o a distancia que no decían más que cosas bonitas y, además, verdaderas.

Los que pudimos acompañar las horas vimos y vivimos...

Medias sonrisas, preocupadas pero recomfortantes. Lágrimas libres, caricias tímidas. Tensiones ahogadas en abrazos largos. Pinchacitos y cosquilleos simultáneos en el corazón, disimulados por la certeza tan cierta como cierta la esperanza. Besitos ocasionales, y paseos cortos pero interminables mientras esperábamos. 

Que conste, Blan, que sólo te lo cuento porque como eres la que mejor cabeza tiene :) y todo lo tienes que saber...

No nos importaba esperar, porque fuera cuando tuviera que ser llegarían los abrazos de alivio aunque no de descanso. Todavía. 

Y no nos importaba esperar más hasta la recuperación definitiva, porque sabemos que cuando pueda ser -que será más pronto que tarde- nos cobraremos juntos esa caña y, esta vez, brindaremos por Celia, por Jorge, por todos tus amigos y tus dos familias que ya son una, y brindaremos por ti... ya contigo.

Y que no te pesen estos días, que no han sido perdidos, sino ganados a la vida. Para estar con Celia, para estar con Jorge, para estar con todos nosotros y, en cuanto haga un poco de frío invitar a los SerranOts a Bienservida, que quieren rutas y chimenea. Lo hemos prometido y eso les daremos. Eso, y todo lo que quieran, porque son nosotros.