sábado, 1 de noviembre de 2014

No me esperes en el cementerio, papá

No voy a ir. 

Allí están enterrados todos los malos recuerdos; tú estás profundo en mi corazón.

No me esperes en el cementerio. Allí sólo hay tristeza y la confusión de aquellos días. Recuerdos...

La tía Mari Carmen diciendo "Tengo mucho miedo" y el pavor que me provocaron a mi esas palabras. Blanca dándole vueltas a los papeles de la oposión en la habitación del hospital. La banqueta donde me sentaba al lado de tu cama para cogerte la mano mientras descansabas, sin saber si sabías que estaba allí. La tía Isabel ofreciendose, si yo quería, a dejarnos a solas. La tía Amparo preguntándome que si estaba preparada para lo que pudiera pasar. La tía Paloma y mamá agarradas a mis brazos, contándome que habían hablado con el médico. Y lo que les había dicho. Mamá y yo entrando a la habitación para despedirnos de ti.

Para despedirnos de ti.

Para despedirnos de ti. Y la abuela, por primera vez en la vida, sin saber qué hacer. El tío Javier buscando una respuesta "¿Y qué quieres que haga, Madre?" El tío José Miguel gritando, "Mi hermanico, por Dios." 

Vestido de negro, el cuervo aquél...

Pero profundo, donde estás tú... Ahí sí que se está bien. Son recuerdos que me abrazan.

María desgastando el suelo del hospital, caminando para arriba y para abajo, sin rumbo, sin conversación, simplemente a mi lado. La visita de Jorge de madrugada y aquella mentira que me contó. Los ratos que se pasaba Ana conmigo en las escaleras de emergencia y los que se salía Dolores a apoyarse conmigo en la mesita que había al salir de tu habitación. Ellas sabían que no iba a decir nada, pero aún así me acompañaban y escuchaban mi silencio. 

Papá, no me esperes en el cementerio. Noy voy a ir.
Tú ya estás aquí.

lunes, 11 de agosto de 2014

La cuerda de tu guitarra

No habíamos vuelto a tocar tu guitarra porque le faltaba una cuerda y faltabas tú. Pero sin ti aún seguíamos riendo, y tu guitarra seguía aquí. 

Alrededor de la mesa, amigos; al fondo, la silueta del Pico del Padrón. El momento era casi perfecto. Así que mientras mi amiga desataba la cuerda rota de tu guitarra desaté de ella tus manos también.

Camuflamos con nuestras cuerdas vocales la falta de la suya y tu guitarra, al fin, volvió a juntar un corro de voces alegres alrededor.

Con bastante poca cordura, y nunca mejor dicho, desafiamos al pasodoble que amenazaba desde la verbena, rodeados por la sierra de Bienservida improvisamos letras y risas, y así fuimos poco a poco apagando la noche de luna creciente.

La mañana siguiente, al despertar, enrollé la cuerda de tu guitarra y la guardé. Pues conservar un recuerdo no hace olvidar que no todo tiene que ser perfecto, basta con una buena compañía y un poco de imaginación para volver a cantar.

domingo, 3 de agosto de 2014

Sólo nos queda alegría

Blanca,

Ya sabes que nos encanta celebrar, así que aquí estamos otra vez. Ea.

No sé qué pasa que a la tímida siempre le toca hablar... Y rezar.
Hoy, otra vez, hablo por todos, así que aquí va un rollo más que te voy a soltar. Pero buen rollo, eh.

Has sido la primera hija, la primera nieta, la primera sobrina mimada, la primera "lisensiada", la primera en muchas cosas... La prima mayor. Nos has ido abriendo camino a todos, y ahora somos todos más altos que tú. Menos yo, pero me he incluido.

Eres la prima mayor, pero aún más grande eres amiga. Y por eso ayer mismo en nuestra mesa sólo había carcajadas, mientras te tomabas unas cañas con tu primo pequeño al lado.

Me acuerdo que de pequeñas jugábamos María, Dolores, tú y yo... En el salón de abajo de casa de la abuela, nos subíais a unas sillas, nos dabais vueltas y vueltas y vueltas, nos partíamos de risa y hacíamos como que era el parque de atracciones.

Desde entonces -podría contar muchas cosas-, pero resumiré todo en que muchos años después, cada uno con vidas diferentes, caminos cruzados, idas y venidas, seguimos pasándolo como chiquillos cada vez que nos juntamos y haciendo de lo más simple lo más fantástico. De unas simples vueltas subidas a unas sillas a todo un parque de atracciones.

Blanca, te queremos y te admiramos.

Y admiro a todos los que estamos aquí. Porque los Serrano, y todos los que somos Serrano de roce o de cariño somos BUENOS, y cada uno hasta donde podemos vivimos mejorando y alegrando la vida a los que nos rodean. ¡La verdad es que somos la leche!

Y ya término.

Un poeta escribió: "Mientras más hondo excava el pesar en vuestro ser, más alegría podéis contener". Y nosotros, todos, ya llevamos bastante pesar "en lo arto"... Así que sólo nos queda alegría, que hoy se llama Celia, Blanca, Abuela, los Serrano, los Ots, los Villa,  todos los que estamos y los que no pueden estar, y todos los que viven en nuestra risa.

¡A celebrar!

lunes, 7 de julio de 2014

Un brindis por la amistad

- Por el gusto, qué lindo tenerlos acá...
- Si, qué bueno verlos... Por la amistad ¡y salud! que es lo más importante.


Y sin embargo, allí estábamos sentados juntos tiempo y viajes después, todo por la amistad que nos une aún cuando alguno ha perdido la salud.

Pero si, ¡salud, amigos!

jueves, 19 de junio de 2014

Lo que mi padre le contó al Príncipe Felipe

Hace unos años papá llegó a España de vacaciones más tarde que nosotras porque le encargaron representar al Banco en una recepción que la embajada española en Lima ofrecía al Príncipe de Asturias, hoy proclamado Felipe VI, Rey de España.

Para mi padre, como para todos los presentes en aquél acto, fue un honor conversar y conocer al Príncipe. En estos eventos, que se juntan personajes de las altas esferas es fácil reconocer los diferentes tipos de personas: los más necios se sienten superiores por estar allí, los mediocres agachan la mirada ante quienes consideran más que ellos, algunos simplemente se mantienen en tensión por no saber cómo comportarse y recurren a sonrisas forzadas, frases preparadas... Con lo sencillo que es ser natural.

Me imagino la escena: la embajada vestida de luces, coches oficiales rodeando la manzana, agentes de seguridad fuera, dentro los señores con sus mejores trajes y gemelos, los grandes empresarios expatriados estirados y encantados de conocerse. Y entre todos ellos, mi padre, con esa elegancia que nacía no de creer ser algo por haber llegado hasta allí, sino de ser mucho más por venir de donde venía.

¿Y sabéis qué? Se lo dijo al Príncipe. Le dijo que era de Bienservida. Y el Príncipe se sorprendió por el nombre tan curioso de ese pequeño pueblo de Albacete que tenía allí, en la embajada de España, a su propio embajador itinerante.

Sí, así era mi padre: "natural, Serrano Navarro y de Bienservida".


En aquél patio salmón y de azulejos abierto al cielo gris de Lima, mi padre, respetando el protocolo tanto como su naturalidad, le habló al Rey de España de su pueblo.

Y pensar que quizá alguna vez te haya dado reparo acercarte a alguien y decirle eso que le querías decir... No. Hay que ser auténtico, valiente, y natural.  Y no sólo hay que decir que hay que serlo, hay que predicar con el ejemplo. Como Papá.

Me imagino a papá aquella noche en la embajada - el mismo escenario donde, meses después mamá, mis tíos y yo viviríamos una de las noches más recordadas en el anecdotario de las aventuras de la vida risa- me lo imagino haciendo ese gesto tan suyo, retirándose el flequillo de la frente, antes de darle la mano al Príncipe. 

Y sí, fue un honor para mi padre conversar y conocer al Príncipe. Pero quizás el Príncipe no se diese cuenta entonces; para él fue un privilegio conversar y conocer a mi padre.

domingo, 13 de abril de 2014

Un abrazo a todos

El 12 de marzo lancé un suspiro limeño al viento que llegó hasta la costa peruana del Pacífico. En pocas horas empecé a recibir mensajes, muchos mensajes. En tres días tenía tantos recuerdos de amigos y compañeros de mi padre que los hice míos. Reconocí al gerente, al compañero o jefe, al amigo, al Señor Serrano, a Vicente -como él pedía que le llamaran, pues era su nombre- como mi padre, como Papá: Igual, natural y transparente, impulsor y optimista, generoso y auténtico en la oficina como en casa.

Leyendo y releyendo historias y anécdotas de personas a quienes he conocido y de gente a quien no, pero que han apreciado tanto a mi padre, no puedo sino prometer que este homenaje a mi padre es un homenaje a ellos de mi parte con mucho cariño y deseos de reencontrarnos o conocernos alguna vez... en Lima o en Bienservida.

Nuestra amiga Ericka ha hecho de mensajera :)

Sé que es un texto muy largo, pero bueno, aquí queda para leerlo cuando se pueda y releerlo cuando se quiera. Aquí os dejo unos recuerdos preciosos:


Hola Paloma.

Me llamo Mauricio Palma y tuve la suerte y alegría de trabajar con tú papá, a quién recordamos mucho por las grandes enseñanzas que nos dejó, pero sobre todo por sus dotes como persona. Para mi él antes de jefe fue un amigo, y si hablamos de sus dotes profesionales, un extraordinario estratega dirigiendo personas. 

Sabes, hasta hoy sigo utilizando lo que me enseñó y se lo digo a mis colaboradores pues son mensajes y estilos muy poderosos y de total vigencia, ahí van:

Vicente una vez me dijo:

"Preocúpate por tus colaboradores, pues de ti se preocupan tus jefes".
"No mires cómo le va a otros, hazlo bien y la recompensa llegará".
"La ambición de cada uno (dicho en buen sentido) marcará su camino, pero sé consciente que siempre sacrificarás algo, esto para que luego no te arrepientas".

Vicente me enseñó:
Que debo conocer a mis colaboradores y entender qué los mueve.
A ser transparente con la gente y no ir con rodeos, a tomar el toro por las astas cuando se trata de personas.
A identificar el talento y ser generoso con las personas.
Que mi puerta siempre debe estar abierta y a darme un tiempo para escuchar a las personas.
Que mis acciones tienen consecuencias, más aún si de personas se trata.
Que tengo que trabajar con los recursos con los que cuento y hacer las mejores sillas con ese mimbre.
A trabajar con gente diversa y a poner doble esfuerzo con quien me resulte más difícil, pues lo fácil sería dejarla de lado.

Te felicito por mantener siempre vigente la memoria de Vicente, una extraordinaria persona que por donde pasó dejó huella. 

Estoy seguro que la mejor manera de recordarlo es poniendo en práctica sus enseñanzas. 

Un gran abrazo,
Mauricio
Mauricio Palma 

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Hola Ericka!!
Gracias por incluirme, ya le mande mi mail a Paloma. 
Me has alegrado el día recordando a Vicente y más aún viendo que sus enseñanzas están vigentes, no pensé que utilizaba tantas!!! El mejor profesor de Gobierno de Personas.

Un abrazo grande.
Mauricio
 
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Hola querida Erika,
Una vez Vicente me dijo: "te has ganado el derecho de quedarte donde estás hasta cuando tú quieras". Y lo que siempre nos decía: "tenemos derecho a equivocarnos una vez al día".

En su último cumpleaños, por teléfono después de mi saludo, lo primero que me dijo es "¿Tu hija cómo está?". Ese era Vicente, al que pese al tiempo aún está en nosotros día a día con añoranza y un cariño inmenso! Cariños a Paloma.   

Un abrazo,
Hilda
Hilda Gutiérrez Madueño










bbbbbbbbbbuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
Cómo es posible que me hagas iniciar el día llorando!!!!!!!!
Gracias por el dato Miss, procuraré no escribir un testamento......
Muchos besos para ti y Santiago.

Nelly Ramírez Camacho

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Hola Paloma,


Mi nombre es Nelly Ramírez, conocí a tu papi cuando fue nuestro Gerente en Perú. Ericka Canales me trasmitió la idea que tienes de hacer un escrito, espero poder colaborar con ello.

Creo que no será difícil para ti creer que tu papá fue una persona muy especial para nosotros, es más no puedo evitar escribirte con lágrimas en los ojos.

Para Vicente no había jerarquías dentro de su equipo, él saludaba, conocía y se preocupaba por  todos, desde los analistas hasta los Gerentes, eso era algo que asombraba a muchos y nunca más visto por aquí.

Recuerdo muy bien que la segunda vez que hablé con él,  yo era analista de Riesgos y fue para sustentar una operación de un cliente que solicitaba dinero para viajar a Asia y Europa, no sé por qué le comenté que, quién como el cliente, que podía viajar, en cambio a mi, me habían negado la visa Schengen. Vicente con toda naturalidad me dijo "pero por qué no me avisaste, yo te hubiese ayudado". Dos semanas después mi amiga de colegio y yo estábamos vacacionando en Europa, porque tu papi habló con el Cónsul y nos dieron la visa a las dos. Recuerdo haber brindado en el avión por Vicente. El hecho de que Vicente me ayudara sin casi conocerme, significó mucho para mi.

Era muy generoso, recuerdo haber estado en su oficina viendo una operación, yo no tenía ni un mes en el puesto y estaba muy nerviosa sustentando con el GERENTE DE RIESGOS. Cuando terminé, tu papi me preguntó si me gustaba la ópera. Yo le dije que sí, que nunca había ido que solo la había visto en la tele, me dio dos entradas y me dijo, toma, yo no voy a poder ir. En ese momento se me cayó el chocolate que había cogido del recipiente que tenía tu papá en el escritorio y se fue rodando debajo de su escritorio. Tu papá soltó una carcajada y yo completamente colorada.

Siempre me ha gustado cantar, pero canto muy mal, no tengo ni voz ni afinación, pero siempre lo he hecho, especialmente cuando trabajo. Varias veces tu papi me escuchó cuando según yo no había nadie, y siempre se reía. Una compañera le dijo que no era posible que yo cante mientras trabajaba, que cantaba horrible, pero Vicente me  dijo delante de ella, no le hagas caso, está envidiosa, tú sigue cantando (así como un padre habla con su hijo pequeño).

Recuerdo que una temporada estuvieron haciendo remodelaciones por donde estábamos, y aparecieron insectos, no había aire acondicionado, era horrible. Le dije a Vicente si podíamos pedir ventiladores porque era muy incómodo trabajar así y me dijo que fuera a trabajar a su oficina que allí sí había aire acondicionado. Obvio que lo tomé como broma, pero al día siguiente me dijo delante de mi jefa que por qué no había ido. Yo le dije que yo trabajaba con música y él me dijo que él también. Fue allí que me enteré que él escuchaba samba. Bueno, nunca fui porque mi jefa y Alonso dijeron que el resto de mis compañeros no lo iban a ver bien.

En una oportunidad que fuimos a almorzar por su cumpleaños, fue increíble la cantidad de personas que fueron, casi toda el área de Riesgos, es que todo el mundo lo quería. Recuerdo que había terminado el almuerzo y estábamos caminando hacia el estacionamiento y alguien dice que faltaba un pisquito. Tu papá dijo "bueno, entonces vamos" y acto seguido dio media vuelta y todo el grupo que estábamos con él regresamos, seríamos solo unas doce personas. Cuando regresamos al banco, estábamos asustadas (las analistas) porque nuestros jefes habían regresado a tiempo y eran como las 4:30pm. Vicente fue a dejarnos una a una a nuestros lugares y hablaba con nuestros jefes diciendo que por si acaso habíamos estado con él. Obvio que nuestros jefes no nos dijeron nada.

Unos días antes de partir, subí a su oficina llevándole un recuerdo de agradecimiento (una pareja de vicuñas de madera con adornos de plata), y él me dijo algo que nunca me voy a olvidar, me dijo que siguiera siendo "sencilla, auténtica y espontánea" y te juro que trato de seguir siéndolo. Días después, cuando Vicente pasó por nuestros lugares a despedirse, yo no quería que se despidiera de mi porque estaba segura que iba a llorar, pero no fue así, le dije que le vaya bien y estaba tan nerviosa que le dije "pórtate bien" y él me dijo "tú pórtate mal, que es más divertido". De la nada, le di la bendición, haciéndole la señal de la cruz en el rostro (como lo hace mi mamá cuando salimos de casa). Tu papá se sorprendió, pero la más sorprendida era yo.

Dos meses antes de que se fuera al cielo, me escribió un correo diciéndome que estaba muy contento con mi desempeño (él me ascendió a jefa de riesgos) y que trabajara por mi equipo, que eso es lo que más satisfacciones me iba a dar.

Espero haber colaborado un poquito con lo que piensas hacer, hay tantas cosas que tengo para contarte pero creo que ya no me da el tiempo.



Te envío una foto que tengo en mi escritorio, persona que se acerca y lo conoció, siempre tienen comentarios lindos sobre él. Los nuevos que no lo conocieron piensan que es mi papá. Cuando les digo que era un antiguo Gerente de Riesgos me miran extraño y les comento lo importante que fue él al cambiar nuestras vidas.

Un gusto, Paloma.
Nelly Ramírez Camacho





Estimada Paloma,


Recibí el correo de parte de Ericka con respecto a tu papi y de verdad hasta ahora lo recordamos con mucho cariño.

En mi caso, Vicente me dijo que debía de mantener mi alegría y entusiasmo en el trabajo. Él me cambió de unidad (en ese tiempo era analista) y fue precisamente para que pudiera mejorar del ambiente laboral allí, que era muy tenso, serio y sobrio. No sabía cómo, pero estaba enterado de todo. Inclusive me dijo, "Antes tu escuchabas tu radio, y ahora por qué no?"

Yo estudié una maestría en Zaragoza en el 2007-2008 por una beca que gané en la Cámara de Comercio de España. La verdad es que si no hubiera sido por él, no hubiera podido tomar la beca de estudios y tener mi licencia en el trabajo por un año. Me enteré por Ericka que él sustentó ante recursos humanos que yo era una buena trabajadora y que no cabía duda que iba a retornar al Perú. Él mencionó que conocía a mis padres (en una visita que hicimos en conjunto con otro Gerente a Arequipa para conocer a clientes de la Banca de Empresa, Vicente amablemente me dejó en mi domicilio y cuando mi papá abrió la puerta lo saludó muy cordialmente) y fue por eso que aceptaron darme la licencia sin goce de haber y otorgarme un préstamo para mi estadía en España (sin fianza solidaria de nadie, lo cual es indispensable pero Vicente lo hizo posible), el cual estoy a punto de cancelar en Octubre de este año.

La verdad que todo ello habla muy bien de su calidad como persona y gran Jefe que fue. Estoy inmensamente agradecida con tu padre.

La próxima vez que vaya a España, de todas maneras me daré un espacio para poder ir a visitar a tu papi y agradecerle todas las cosas que hizo por mi. Discúlpame si me extendí demasiado en mi correo, pero me vinieron una serie de recuerdos muy gratos de tu padre.

Un abrazo,
Jenny.
Jenny Henríquez Villegas






¡Hola Paloma!


Mi nombre es Giannina Mendoza. Tuve el honor de conocer a Vicente cuando trabajé en Riesgos, en Perú, en la Unidad de Recuperaciones y en la Unidad de Seguimiento del Riesgo. Actualmente soy Gerente de Oficina, a pesar de que nunca lo imaginé por la profesión que tengo. Soy abogada y recuerdo que tu papá me quitó de la cabeza esas ideas erradas de que un abogado no podría trabajar en la parte comercial.

Debo decirte que, aunque quizá ya lo sepas, tu papá es un hombre muy querido aquí en Perú porque dejó huella en todos nosotros. Créeme que hasta la fecha no he conocido un jefe y ser humano tan extraordinario como él. Siempre lo recordamos...

Vicente una vez me dijo: "Sé siempre tú misma".
Vicente me enseñó que uno se puede equivocar, pero no por eso debemos dejar de "hacer"... y que si retrocedemos un paso, es sólo para tomar el impulso necesario.

Te agradezco desde ya esta oportunidad, 
Un fuerte abrazo!
Giannina
Giannina Mendoza Quiroga 





Hola Paloma,


Hoy recibí el correo de Erika. Tu papi fue una excelente persona y profesional, el mejor jefe que he tenido hasta la fecha. No sólo se preocupaba por el profesional sino por la persona, y siempre nos motivaba a seguir mejorando. Siempre lo recuerdo. En Perú tiene muchos y buenos amigos.

Vicente un día me dijo: "Fanny... pues créetelo, eres buena". Eso me dio mucha más confianza y le agradezco la oportunidad que me brindó. 

Espero conocerte algún día. Que tengas una buena semana y que el escrito sea todo un éxito.

Un abrazo,
Fanny
Fanny Abregu Zavala




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Querida Ericka,
Mil gracias por compartir conmigo. Estoy muy emocionada y como un flashback vino a mi mente Vicente, con su mirada de confianza cuando temblorosa me presentaba a un comité. Qué nostalgia.
Dame unas horas para redactar un mensaje y ya lo estoy enviando.
Un abrazote,
Chio

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Hola Paloma,


No tengo la suerte de conocerte personalmente pero sí conocí a tu papá, que fue mi jefe cuando trabajaba en el BBVA Banco Continental. Fue una persona extraordinaria a quien tengo en mis oraciones. Gracias a nuestra común amiga Ericka, que me da la oportunidad de escribir este mensaje.

Tengo la firme creencia que en nuestro paso por esta vida nos encontramos, no por casualidad, con gente que con sus actos y palabras nos marcan positivamente, haciéndonos mejores personas. Una de ellas fue Vicente, a quien recuerdo con mucho afecto y admiración.

Han pasado casi seis años desde que te fuiste y me quedé con esa angustia en el corazón de no haber tenido la oportunidad de agradecerte las veces que me recibiste en tu oficina cuando me sentía abrumada con un caso de crédito que, después de leerlo muchas veces, no encontraba una resolución. Y tú siempre con una sonrisa y mucha calma te dabas el trabajo de revisarla y darme una luz para tomar una decisión. Ahora mismo recuerdo la música brasilera que ponías de fondo y los chocolates a los que nos invitabas. Creo que los tenías más por nosotros, tus jóvenes analistas que por ti, para calmarnos cuando teníamos en nuestras manos importantes operaciones que podían definir el rumbo de un negocio.

Pero lo que más agradezco y tengo en mi memoria fue cuando, un día, después de un tiempo de haber dejado de trabajar -pues al casarme decidí dedicarme al 100% a mi familia- nos encontramos en los pasillos del banco y te diste el tiempo, a pesar que tenias tantas reuniones, de conversar conmigo y darme muchos consejos que hasta ahora sigo.

Eras grande, Vicente, un jefe único que logró que sus colaboradores no sólo te respeten sino que te quieran. Y ahora, después de tu partida física aún estás presente en nuestros actos y corazones.

Cómo es la vida de maravillosa que me da la oportunidad de hacerte saber lo agradecida que siempre estaré contigo por medio de tu hija y familia. Estoy segura que donde estás, tienes una gran sonrisa y mucha calma.

Gracias, muchas gracias, por cruzarte en mi vida.
Rocío




Querida Paloma:

Ya pasaron seis años de nuestro querido amigo Vicente. Siempre lo he dicho: para mi, el mejor jefe y, sobre todo, un estupendo ser humano.

En cuanto a una frase es difícil escoger una, pero las que más uso de él:

1. No seamos esclavos de nuestras propias decisiones
2. No demos a todos café con leche

Un abrazo y saludo a tu mami,

Pilar Cárdenas Díaz





Gracias a Vicente comprobé:

Que entre buenos profesionales el trabajo siempre se va a llevar a cabo de una manera adecuada. Que cada tarea es una oportunidad para entrar en contacto con otras personas, y hay que poner lo mejor de nosotros a su disposición y promover lo mejor de ellas. Que en veinte años no recordaremos formulas, ni papers, sino la satisfacción de colaborar, trabajar en equipo y el nombre y rostro de los que estuvieron al lado cuando eso sucedía.


Un homenaje para Vicente.
¡Gracias por la oportunidad!
Luis Cachay

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Gracias por incluirme. Siempre me refiero a Vicente en mis sesiones de coaching con mis colaboradores. Con gusto remitiré a Paloma algunas enseñanzas de Vicente que marcan mis acciones!

Luis
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Querida Paloma:


Aunque no tuve el gusto de conocerte, todos los que conocimos a Vicente te extendemos a ti y a tu mami ese cariño que le tuvimos a Vicente en vida y a su memoria luego de su partida.

Personalmente puedo decirte que Vicente marcó mi vida y la de muchos en el Banco. Él me ascendió y estuve en cada cambio que organizó cada año. Tuve tantos cambios esos años que les perdí un poco el miedo.

Yo lo llamé en su último cumpleaños, gracias a Dios no me dijeron que estaba tan mal, así fui natural, sabía que estaba internado pero no tan grave. Hablamos unos minutos, él fue tan cálido como siempre y por primera vez después de todo el tiempo que trabajamos juntos pude decirle "Vicente". Yo le decía Sr. Serrano, aunque él siempre me pidió que le dijera Vicente. Nunca pude hacerlo hasta ese día.

Tu papi siempre me animó a aceptarme como soy. Como anécdota te cuento que en una ocasión, por razones de trabajo, se me escaparon algunas lágrimas delante de él y yo me moría de vergüenza y cólera por no controlar mis emociones. Sus palabras fueron, "¿Por qué eres tan dura contigo? Debes aceptarte como eres, eres una persona que llora". 

En la época que Vicente fue Gerente, y por los cambios que antes comenté, trabajé más horas que nunca en el Banco. Recuerdo que alguna vez pasó por mi sitio y se lo comenté. Me dijo que siempre iba a haber trabajo y que uno debía decidir cuándo hacer el corte. Yo no lo entendí hasta después de haber pasado esa época; Es cierto, cada uno debe organizar su tiempo y decir hasta acá avanzo, mañana termino lo otro, y lo que venga. Uno siempre tiene la potestad de decidir.

Otra cosa que aprendí de tu papi fue que hay que tener fe en lo que uno desea lograr. "Di que sí se puede, que se va a lograr". Todas las veces que me hizo decirlo las cosas se cumplieron. 

Y lo último por lo que siempre le estaré agradecida es que me enseñó a "tomar el toro por las astas". No sé si tienen ese dicho en España, pero se refiere a afrontar las cosas y no perder el tiempo quedándote en el pasado, sea agradable o desagradable.  El día que tu papi falleció, luego que nos dieron la noticia, hice una llamada que me ayudó a voltear una página de mi vida personal; fue lo mejor que hice y lo hice por inspiración de tu papi. Nunca le conté ese problema, pero estoy segura que si se lo hubiera contado, me hubiera aconsejado que tomara el toro por las astas.

Perdona si he escrito demasiado, pero quería transmitirte aunque sea un poquito de lo que tu papi ha significado en mi vida. Yo sé que no puedes poner todo lo que te he escrito pero quería que lo supieras. Vicente ha sido una persona que ha impactado en la vida de muchas personas y que por eso permanece vivo entre los que lo conocimos y quisimos.

Yo siempre me despido en mis correos con "Un abrazo" y cada vez que lo hago me acuerdo de Vicente, que se despedía así en sus correos.

Finalmente, si tengo que escoger te pido que pongas lo siguiente:
"Vicente me enseñó a tomar al toro por las astas y a voltear la página, eso ha aportado en mi vida personal y en mi trabajo".

Un fuerte abrazo Paloma, y cuenta conmigo por lo que se te ofrezca. Tienes en mi a una amiga, aunque no nos conozcamos, le debo mucho a tu papi.
Rossana 
Rossana Gutarra Orellana






Hola Paloma:


A pesar que ya hace varios años tu papito se fue al cielo, no dejo de recordarlo, porque personas como él son contadas con los dedos de la mano: su calidad moral, su amistad, etc.

Vicente nos enseñó a conocernos a todos los integrantes del Área por nuestros nombres y puesto de trabajo. Particularmente, me enseñó que hay que aprender a sobrellevar las cosas cuando la vida te pone obstáculos.

Saludos
Marliz -
Elizabeth Valdivia Arias                                             







Estimada Sra. María Jesús:


Le escribo unas líneas, deseando se encuentre usted bien en compañía de Paloma.

Ericka nos envió un correo por encargo de Paloma, pidiendo mencionar una líneas en memoria al Sr. Serrano ya que se acerca su Aniversario y yo quiero colaborar con unas líneas y mencionar algo que aprendí con él, y sobre todo lo vi muy de cerca.

Con el Sr. Serrano aprendí la diferencia entre jefe y líder... Y él era un “líder carismático” que con su magnetismo personal, tenía una facilidad innata de hacerse querer, fomentando el ánimo, el optimismo y la autoestima de todos felicitándolos constantemente.

Por favor, hágale llegar estas líneas a Paloma.
Muchas gracias,
Cariños,
Mila Núñez








Mauricio, gracias. Creo que resumes muy bien las líneas de actuación y la actitud de mi padre en la vida y que trasladaba a cualquier ambiente, en este caso el trabajo. Mi papá quería y creía mucho en las personas, y por eso las personas creían en él y le querían. Cada vez que me siente en las mecedoras de mimbre de nuestra terraza recordaré tu cariño. Un abrazo.

Hilda, genial. Es cierto que tenemos derecho a equivocarnos. ¿Sabes? De pequeña, cuando algo malo pasaba mis amigos se morían de miedo de que sus papás se enteraran. Yo nunca he tenido ese problema. En casa siempre he sentido que podía decir “se rompió el jarrón mientras jugaba en el salón”, “se me ha perdido la medallita de oro” o “he suspendido el examen”.  Porque mis padres, sin recriminarme los errores, me han hecho ver cuándo los he cometido, han sabido y me han enseñado a diferenciar entre lo realmente importante:

Era más importante que jugara a que se hubiese roto el jarrón, aunque la próxima vez debía tener más cuidado; Era más importante que sintiese el disgusto de haber perdido la medallita de mi abuelo, que el simple hecho de haberla perdido; Era más importante no desanimarme tras suspender el examen pues “al que hace todo lo que puede no se le puede pedir más”. Y por supuesto, mientras estudiaba para el siguiente escuchaba el famoso: “A lo que más te cueste, dedícale más tiempo”.

¿Cómo está tu hija? A mi mamá y a mi nos encantaría conocerlas. Un abrazo.

Nelly, ahora mismo estoy mirando esas lindas vicuñas de madera y plata. Están en la vitrina del salón de nuestra casa en Madrid. Y el señor de Sipán que sujeta mi padre en la foto de tu escritorio, ¿sabes dónde está? En su despacho, en nuestra casa de Bienservida. Me ha encantado conocerte a través de tus historias, muchísimas gracias.

Jenny, yo tampoco lo sé, pero es verdad, siempre estaba enterado de todo. ¡Nunca le podía engañar! No se le escapaba ni una… mi abuela, recordando una anécdota familiar, le decía “Lo que a ti se te caiba, que lo recoja un atre”. Espero que sigas con alegría y entusiasmo. La próxima vez que vengas a España, por favor ponte en contacto conmigo. Me encantaría llevarte a Bienservida y conocerte a ti.

Giannina, estoy tomando el impulso necesario… para agradecerte tus palabras. Gracias por querer tanto a mi papá. Como buen gerente de riesgos, decía que siempre había riesgos… pero había que elegir qué riesgos estábamos dispuestos a asumir. Seguro que estaría muy orgulloso de que, siendo tú misma, te atrevieses a hacer las cosas diferentes y a hacer aquello que tú querías. Te deseo mucho éxito.

Fanny, yo también lo creo. Debemos confiar en nosotros mismos, como él confiaba. “Profesional” y “persona” van juntos, no creo que uno pueda ser un buen profesional si no es buena persona. No sólo se trata de sacar adelante un trabajo, sino un proyecto, un equipo… También yo espero conocerte algún día. Un abrazo.

Rocío, sé a qué mirada de confianza te refieres, creo que esa mirada ha salvado vidas, jeje. Yo cuando estoy nerviosa o necesito fuerzas para hacer alguna cosa imagino un bigote creciendo debajo de mi nariz… Gracias por recrear escenas que puedo vivir contigo y con él ahora, mientras las leo. Con una sonrisa y mucha calma, te mando un fuerte abrazo.

Pilar, gracias… sí que era estupendo. Cada vez que me equivoco su recuerdo me libera de cualquier decisión mal tomada. Un abrazo de mi parte y de parte de mi mamá.

Luis, y qué bien que recuerdas el nombre, el rostro y las palabras de mi papá y de tus demás compañeros. Ciertamente frente a las oportunidades y las personas hay que dar lo mejor de uno mismo. Gracias a ti, Luis. Un abrazo.

Rossana, como ves, he puesto todo lo que has escrito porque me parece importante que todos lean tu mensaje. Yo, en cambio, no soy una persona que llora... pero me has emocionado :) Tú también cuenta conmigo. UN ABRAZO.

Marliz, pues como imaginarás he tenido que aprender a sobrellevar un gran obstáculo que me ha puesto la vida… pero me he rodeado de buenas personas que son las que nos llevan “adelante”. Muchas gracias por tu recuerdo.

Mila, gracias por acordarte de mi papá éste y todos los años, por mantener el contacto con nosotras, y gracias por tus palabras. Has dado en el clavo. Mi mamá y yo te tenemos mucho cariño. Ojalá un día puedas venir a visitarnos a España.

UN ABRAZO A TODOS.
Si alguien más quiere dejar algún comentario, a mamá y a mi nos encantará leeros.



*Gracias, muchas gracias, a Ericka. Nos veremos en unos días y brindaremos como brindó Nelly en aquél avión de camino a Europa, y con un pisquito, como aquél que casi les falta en la celebración. Habrá que ir a por él.


miércoles, 2 de abril de 2014

Si hoy fuese hoy contigo

Si hoy fuese hoy contigo, por muy dura que fuese la jornada sabría cómo acabaría. Llegaríamos a casa cada uno a una hora aunque lo más pronto posible. Nos empezaríamos a arreglar, quizá para salir a un sitio chulo, o al mismo de siempre porque nos encanta… A lo mejor tú irías directamente desde la oficina, o nos pasarías a buscar: “Ya podéis bajar”. Llegaríamos al restaurante y nos sentaríamos en una mesa los tres. Yo en medio. Sonriendo, adelantándonos ya anécdotas del día, extenderíamos cada uno la servilleta sobre nuestro regazo. Yo abriría la carta directamente por la sección de carnes y mamá sacaría sus gafas del bolso. Tú no te quitarías la chaqueta del traje ni te aflojarías la corbata. Entre los tres elegiríamos un vino, quizá sugerirías un joven argentino del que te hubiesen hablado y, de entrante, para compartir, probaríamos alguna recomendación del camarero. Mientras nos trajesen los aperitivos aprovecharías para llamar a la abuela ahora que estábamos los tres. Luego brindaríamos y tú dirías “por mis mujeres”. Mamá empezaría a picar pan untándolo con mantequilla, y nos iríamos contando cosas del día, con quién habías hablado ya, qué habíamos hecho. Enseguida llegaría tu pescado/plato innovador, para mamá un risotto tal vez y yo aplaudiría cuando me presentaran el chuletón. “Nena, que te entra el nervio”. Seguiríamos de charleta, recordando viajes y sobre todo tonterías. En algún momento nos entraría tal ataque de risa que te taparías la boca con la servilleta y elevarías la mano cruzando tu frente para colocarte el flequillo. Mamá se encogería, y se le saldrían las lágrimas de no poder parar. Yo temblaría en mi silla, pensando ya cómo contar esto después. Las mesas de alrededor nos mirarían molestos o divertidos, nos daría igual, pero prediciendo nuestro no-parar, mamá finalmente diría “Queréis hacer el favor” y entonces seguramente nos reiríamos más porque ella diría que habíamos empezado nosotros. Entre risa y bocao te llamaría algún hermanico o sobrino que aun faltase por felicitarte y le mandarías un beso de las dos. Al llegar los postres tú no pedirías nada, mamá un café y a lo mejor una tarta de queso o una cosa de esas de chocolate con más chocolate por dentro, derretido, pero sólo si alguien iba a compartir. En estas yo vería que había sorbete de limón y al final pediríamos tres. Mientras llegasen nuestras copitas a mamá le entraría frío, se taparía los hombros con un fular y haría eso de bufrrrr. Te reirías y dirías “El español fino…” y "El español valiente...". Con el sorbete en la mano volveríamos a brindar y posiblemente pensaríamos sitios para nuestros próximos viajes. Mamá sugeriría Petra o San Petesburgo, yo diría que a ver si esta vez se pudiesen venir algunos de los tíos y recordaríamos de nuevo, sin duda, la vez que le propusiste a la tía Isa venirse a Viena y te dijo aquello de “Si, menuda Viena tengo encima”. Nos reiríamos, pero tú volverías a proponerle todo siempre porque siempre querríamos que todos viniesen. Mientras nos trajesen la cuenta haríamos repaso de lo que cada uno iba a hacer el día siguiente. Yo te preguntaría cómo hacer alguna cosa que no sabía y que probablemente había dejado para el último momento. Entonces me dirías, “Pero bueno nena, claro. Luego te entran la prisas y-papá-y-es-que-y-y-y-glín…”. Jo, papáMamá me diría que siempre me pasa igual, y tú me mirarías como diciendo lo que ya me habías dicho pero asegurándome tu ayuda. Finalmente, llegaría la cuenta. Todo habría estado riquísimo y se lo harías saber al camarero; cuando éste se fuese, mamá pondría cara y diría que sí, pero que ese vino raspaba un poquito. Yo le diría “No seas” y ella contestaría “A ver, ¿es que no?” Y nos reiríamos. Cogerías el bolígrafo y, antes de firmar, estirarías el brazo derecho en un acto reflejo para despejar tu muñeca del puño de tu camisa. Posiblemente yo te imitaría y sonreirías mirándome de reojo mientras mamá diría "Qué barbaridad, hija mía". Al posar la mano sobre la mesa, el mantel amortizaría el golpe y ruido de tu gemelo que, como el reloj y la corbata, habrías elegido por la mañana. Al levantarnos de la mesa diríamos gracias y buenas noches a los camareros que nos despidieran. Y al salir nos pondríamos cada una a uno de tus lados y nos echarías el brazo por encima… y así caminaríamos los tres, dando un paseo de noche hasta llegar al coche.


Eso sería.... si hoy fuese hoy contigo

miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Quién es mi padre?


“Nunca digas de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre. Bueno, eso sí lo puedes decir”. Mamá me lo ha dicho muchas veces y está claro: Yo soy tú sin bigote.

Pero ¿quién eres? 

Hay personas que no dejan de ver a sus padres como “padres” y sólo empiezan a conocerlos y a quererlos como “personas” cuando los pierden, o cuando alcanzan una edad, o una madurez de no sé qué… 

Al final voy a tener que dar gracias a la vida, que me dejó tenerte más allá de los años infantiles, y sé que eres mucho más que una rodilla que me hacía el caballito y una mano firme que me sujetaba el sillín mientras aprendía a mantener el equilibrio en la bici.

Hemos jugado juntos, hemos pintado, inventado, hemos hablado de tonterías infinitas y de los asuntos más serios, hemos tramado y confabulado para darle sorpresas a mamá, hemos viajado juntos, tanto, tanto… hemos dormido juntos, hemos cantado, hemos sacado tiempo para vernos, hemos comido y hemos cenado, hemos volado horas y horas para pasar unos días juntos, hemos llamado a larga distancia diariamente para contarnos qué tal el día, hemos tomado decisiones, hemos empezado de cero juntos, hemos cerrado casas y hemos creado hogares, hemos pensado lo mismo, hemos reído, tanto, tanto… 

Nos hemos conocido y nos hemos querido. Y sé quién eres.

Eres un recuerdo y una presencia. Eres una carcajada repentina y el mejor consejo, un detalle planificado y un gesto espontáneo, una música de fondo y una puerta siempre abierta, un beso de buenas noches, un aperitivo en la cocina, un paseo por la carretera, una solución fácil y un predicador ejemplar, una mirada profunda, una idea brillante, un voto de confianza, un bigote y un baile improvisado, un argumento imbatible, todas las promesas cumplidas, divertido, natural, Serrano Navarro y de Bienservida, el último en irse de la fiesta… 

Eres mi padre.