Papá murió en mis brazos. Yo le abrazaba por el lado izquierdo y mamá, al otro lado, le acariciaba el flequillo. En los segundos antes de dejar de respirar, di un beso a papá y le dije “Papi, te quiero”. Mamá le llamaba cariño y le decía que estaríamos bien, unidas y unida toda la familia. Esas fueron nuestras últimas palabras en su vida.
En los suspiros finales no se dice: Que sepas que vamos a poner las puertas del piso blancas; Estoy pensando en cambiar de coche; O por cierto, si se da el caso ¿qué quieres que hagamos con la finca?
Son asuntos que importan, sí, y unos más y otros menos. Pero no son fundamentales.
El beso a Papá, las palabras bonitas, los últimos segundos juntos, los tres para siempre, promesas de perpetuar el amor… Esas son las cosas fundamentales.
En la voz de tu Louis Armstrong:
"Debes recordar esto:
Un beso sigue siendo un beso; un suspiro es sólo un suspiro.
Las cosas fundamentales permanecen
Con el paso del tiempo"
Siempre nos quedará… ese momento, que fue el principio de una nueva… vida. “Sam, tócala otra vez” para no olvidar lo verdaderamente imprescindible, lo fundamental.