Todo empezó cuando Alberto y yo llegamos una mañana a la guardería Piccolo. Allí jugábamos y estábamos en la gloria porque estudiábamos juntos los sabores de las ceras de colores, y con la "seño" cantábamos que llueva que llueva la Virgen de la cueva si llovía. Luego nos obligaban a echar la siesta, pero nunca fuimos muy siesteros así que fingíamos en las colchonetas, desafiando la ley de la guardería, como hacíamos en casa cuando el abuelo nos mandaba a dormir.
Ya cuando llevaba el kiki de palmera en la cabeza, mamá me llevó a su cole y me quedé en las clases de los peques mientras ella enseñaba a los grandes. Allí seguí los parvulitos, en el Obispo Moscoso -mocoso-. Y todas la mañanas nos íbamos en el coche con María Antonia camino de Algete, pasando por la noria.
En primaria me volví a reunir con mi primo de zumosol, en el colegio Valdeluz. Él estaba en el curso siguiente y me protegía en las horas intempestivas del comedor, cuando los profesores nos hacían tragar esos potingues que llamaban sopas y lo verde que llamaban comida sana.
Un día cambiamos de aires; Papá, ¡tú fuiste el culpable, y mamá y yo tus cómplices!
Llegamos a Puerto Rico, y yo entré en el colegio diciendo Hello, my name is y I like my dog, pero enseguida mamá se puso manos a la obra y aprendimos inglés juntas, mientras te esperábamos a que llegaras de trabajar.
Me fui de allí bilingüe y en Brasil nos hicimos tri. Primero aprendimos a decir todas las tonterías en portugués, Fique tranqüilo, bunda y frango paisarinho... luego ya aprendimos a comunicarnos.
Más tarde rumbo a Perú; también hubo nuevas lecciones que aprender. Tuve mis primeras clases en español después de cinco años. Allí terminé el colegio, lista para emprender viaje en solitario a España. A empezar La Universidad.
En medio de todo hubo viajes, amigos, familia siempre, un año en Nueva York y mucha alegría. Y ahora fiiiiium se acabó. Ya tá.
Me he graduado, papá, pero sigue la carrera. Porque la meta es no acabar. No acabar nunca de aprender y enseñar. Y me he graduado con honores: con la banda que fue tuya.
Me he graduado, papá, pero sigue la carrera. Porque la meta es no acabar. No acabar nunca de aprender y enseñar. Y me he graduado con honores: con la banda que fue tuya.
3 comentarios:
Tu si que nos das lecciones de vida todos los días, cariño. M.M.
Aprendemos de los demás, aprendemos de personas que nos quieren, aprendemos de personas que admiramos, aprendemos de personas que no admiramos, aprendemos de personas que dejan huellas, aprendemos de personas como tu. FELICIDADES PALOMA! sigue ADELANTE!
cd vez q leo tu blog me emociono sobretodo xq me doy cuenta que no hay duda de q el bigote es accesorio!!!y me hace feliz saber q estando tú Vicen siempre esta cerca!!TE QUIERO MUCHO LICENCIADA!!!
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