jueves, 6 de septiembre de 2012

Con nuestras familias en casita

Más que el entretenimiento y las degustaciones limeñas, la magia y la altura del Cusco, más que la impresión de los cortes andinos y la maravilla de Machu Picchu, más incluso que los colores preciosos del Valle Sagrado, lo más emocionante del viaje ha sido que conocieseis con nosotras a nuestra familia de allí que, por serla y, ya habéis visto, también es vuestra; que hayáis visto y comprobado que hemos vivido -y yo crecido- muy bien y hemos sido muy felices. Y que todo esto es parte de nosotros.


Una noche brindamos en Lima cenando con nuestros amigos. Con las copas alzadas, Marcelo encontró mis ojos que le buscaban y nos dijimos con una mirada lo que unos días más tarde me decían los tíos con sus abrazos al despedirse.


Después, cuando todos se estaban acostando, me senté en el salón junto al ventanal. Contemplando una vista entre real y recuerdo, me transporté al interior de otro ventanal a pocos metros tras el cual vivimos los tres con Coquí, junto al que desayunábamos Papá y yo en la mesita del mus para empezar cada mañana una rutina, una vida, una felicidad.

Y me puse a escribir.

Papi, recuerdo Lima contigo y cuando tú estabas. Este cielo, que tan poco gusta, a mi me hace sentir como en casa... Y un poco contigo.

jueves, 26 de abril de 2012

jueves, 12 de abril de 2012

Irreversible

¿Qué palabra hay más horrible?

Hace mil cuatrocientas sesenta tardes dijeron “Es irreversible.”
Cuesta teclear…

Sin entender qué sentías, adivinando que nos oías, sabiendo que nunca más me hablarías. Irreversible.
Si seguías respirando, ¿porqué no me mirabas?; si seguías a mi lado, ¿porqué no apretabas mi mano cuando te la daba?; si todavía estabas, ¿porqué ya no me seguías? … si hacía cuatro días cantábamos De Santurce a Bilbao.

Hace cuatro años estábamos todos en una habitación del hospital. Y la mente se va…
Papi, hace mucho que no nos vemos. Ni siquiera estás en ningún sitio para preguntar ¿qué tal estás?

Vacío aquí lo pesado de adentro, pero después me levantaré de la silla y seguiré el día, la semana… adelante, alegre y bien. Porque igual que tu invisibilidad es irreversible, es imborrable tu fuerza en mi.

lunes, 19 de marzo de 2012

No estás pero eres, y hoy es tu día

Hoy llamé a Mamá para contarle el día, como siempre que no estamos juntas. Contigo ya no puedo estar nunca, y decirle por teléfono Pásame un momento a Papá es materia de sueños.

De vuelta a casa para reencontrarme con ella y su parte de ti, nos pasó un coche funerario. Entre recuerdos y emociones reconstruí el tuyo, tras el cual avanzábamos deprisa para llegar al pueblo.

La plaza estaba llena de personas, de allí y de muy lejos, que nos abrazaban con su presencia y que habían venido a celebrar tu vida.

Después de entrar me senté en el primer banco, entre la Abuela y Mamá. Y tú estabas ahí delante, ya sin estar, ya sin vernos, ya sin decir lo que siempre decías.

Te echo mucho de menos.
Te echo mucho de menos.

Hay lo que deja de ser y lo que deja de estar. No estás pero eres. Y aunque no vayas a volver eres mi padre y es tu día.

Desde hace tiempo cuando llamo ya no pregunto por ti.
Pero yo ya sé. Papi, yo ya sé.